jueves, 18 de octubre de 2012

#11. La Iglesia y sus ideas...

En esta publicación voy a cambiar el tono y la temática que lleva ocupando las entradas de este blog desde su apertura. Me gustaría ser más crítica y dar mi opinión acerca de una noticia que me ha dejado bastante anonadad: La necesidad que ve la Iglesia en recristianizar a los jóvenes españoles.

Me parece inadmisible que a día de hoy la Iglesia católica pretenda seguir inmiscuyéndose en la vida de las personas. Estamos en el s. XXI, las personas ya no se sienten en la obligación de creer en un determinado dios, pueden creer en el que quieran o simplemente no creer; no se es menos por no creer que una paloma embarazó a una virgen por obra divina y que ésta dio a luz a un hombre del que sólo se sabe lo que pasó su infancia y poco tiempo antes de morir, supuestamente, para salvarnos a nosotros.
Estoy bautizada, tomé la comunión, conozco a Jesús, sé lo que hizo él y otros personajes de la Biblia, etc., y de hecho tuve mi periodo de creyente en el que rezaba todas las noches, iba a misa todos los domingo, me confesaba y demás cosas que hacen aquellas personas que creen en Dios y tienen fe. Pero eso no me impide que a día de hoy me parezcan increíbles todas las cosas que aprendí en religión y en catequesis. Esto viene para demostrarle al obispo de San Sebastián que se puede conocer a Cristo y no amarlo, por ilógico que crea él que es.
Esto no quiere decir que sea un a completa atea. No, yo tengo mis propias creencias, creo que existe algo por encima de nosotros (a lo que no necesito ponerle nombre), creo en el destino y en algo parecido al Karma, pero no me pidas que siga creyendo en aquello en lo que me iniciaron un día.

Por otra parte, ya sé que España no es un Estado laico, sino aconfesional, pero esto no tendría que dar pie a los miembros de la Iglesia (principalmente a los peces gordos y mandamases) a rescristianizar a todos los jóvenes simplemente porque no crean en Dios. Existe libertad de culto, que cada uno elija el que quiera (o si desea ser ateo, bienvenido sea también), no tienen que venir aquí unos señores a imponerte uno como si estuviéramos en la Edad Media (o más recientemente con Franco).

Y ya, para finalizar, me gustaría decir que no entiendo qué tendrá que ver que los jóvenes sean ateos con el fracaso familiar y afectivo, y sobre todo, con el fracaso escolar. Para querer a los demás y tener una buena familia no hace falta creer en Dios. Sobre la relación con el fracaso escolar, no tengo palabras... Bueno sí, que está equivocado: Muchos suspensos se deben porque algunos no estudian esperando que les venga la inspiración divina con la que pasar un examen, así que la relación igual está mal planteada.