martes, 29 de julio de 2014

#22. Problemas que no importan vs Problemas que importan

Hace no demasiado, podría decir casi que ayer, yo también me encontraba afectada por lo que generalmente se conocen como "problemas del primer mundo", que parecen agravarse cuando aun eres un estudiante (ya sea de instituto o de universidad). Típico problema de aburrirte en vacaciones, típico problema de quejarte de tener que hacer cosas que no te gustan, típico problema de que es verano y aun no te has emborrachado o, al menos, no tanto como quisieras, típico problema de que no te pones moren@... Por no hablar de los aun mas típicos problemas relacionados con la escasa conectividad a internet y esas cosas. Y un día, te dan una noticia que desearías no haber oído nunca, y el mundo se te cae al suelo. Esos típicos problemas con los que creías que se acababa tu mundo, te parecen auténticas gilipolleces, y darías lo que fuera por volver a preocuparte de eso en vez de por el nuevo, que realmente tiene importancia y es muy grave. De pronto, es como si te dieran una bofetada con la que espabilas de golpe y se te quitan todas las gilipolleces de la cabeza. Porque sea cual sea el final de esto, la madurez ya me ha alcanzado

martes, 10 de junio de 2014

#21. Despedida

4 meses, no se me olvida, pero espero que un día por sin lo borre de mi cabeza. Empecé este blog expresando lo que sentía por la persona que creía que era la más importante de mi vida, mi media naranja, mi alma gemela. Durante 3 años y medio lo creí de veras. Creí que algún día los dos podríamos vivir nuestra vida como siempre habíamos soñado, tener la familia que llevábamos planeando durante ese tiempo, compartir todo lo que habíamos cosechado hasta entonces y todo lo que cosecharíamos en el futuro... Era una perspectiva realmente bonita. Pero él no era la persona más importante de mi vida, él no era mi media naranja, él no era mi alma gemela. Y yo no era su diosa, yo no era su luna, yo no era su angelito. Todo se acabó. Yo tuve mi parte de culpa. Debí haber sacado más tiempo para vernos. Debí prestarle más atención. Debí no dar por supuestas muchas cosas. Debí haber sabido animarle mejor. Debí haber hecho tanto que me es imposible enumerarlo todo. 4 meses culpándome, mientras él me decía cosas que no eran con mala intención pero que me dolían hasta partirme el corazón y el alma. 4 meses fueron de los más difícil de mi vida. Y un día, comencé a darme cuenta de que él también tuvo su parte de culpa, aunque no lo reconozca. No comprendió que para mí estos años eran la libertad que no había tenido desde los 16 años. No comprendió que si no tenía más tiempo para él era porque quería estudiar y conseguir un trabajo por mi cuenta para no ser un parásito económico con el que cargase, y que tenía estar con mis padres, porque ellos me necesitaban para trabajar y yo necesitaba pasar tiempo con ellos en vista de un futuro cercano a 7000 km de distancia de ellos. No comprendió que ya no podía confiar en él (ni él en mí, aunque por cosas distintas). Después de los reproches mutuos, tenía razón, se pueden ver las cosas con más claridad, pero para eso hay que alejarse. A mí me era imposible tomar distancia suficiente porque aún sentía su sombra sobre mí, evitando que alzase el vuelo; "Aún le tienes dentro", me dijo mi madre. Él pronto se deshizo de mí; puede decir lo que quiera, pero los actos me lo demostraron, y algo que él me enseñó es que los actos dicen más que las palabras. 4 meses después por fin puedo empezar a remontar, a pesar de que sigo sintiendo el dolor de las heridas cicatrizando; pero el dolor es una buena sensación, dicen, significa que aún estás vivo. Yo estoy viva, ahora sí, y cuando esas heridas se curen completamente y te expulse de mí para que no vuelvas nunca, estaré más viva que nunca, porque por primera vez en mucho tiempo me querré a mí misma y estaré segura de que valgo mucho más de lo que creía valer contigo. No creo que veas esto, pero si lo ves, en realidad no quiero echarte en cara el daño que me hiciste, sino darte las gracias por enseñarme que no hay que ser de nadie más que de uno mismo, porque si finalmente le entregas toda tu alma a esa persona que tu crees que es la indicada (y yo lo hice, aunque no lo creas), el vacío que luego deja en ti es un pozo profundo en el que puedes caer sin retorno. Yo no te llené a ti, ni tú a mí, eso lo sabemos ahora, cuando tú has encontrado a la que parece ser tu pareja ideal y yo me he dado cuenta que tengo amigos cuyo valor es incalculable y que sin necesidad de ser nada más, han conseguido que me sienta completa. Que seas muy feliz, yo lo seré.

martes, 8 de abril de 2014

#20. Gritos, ecos y sordos

Aunque los sentimientos no se expresen de forma abierta, muchas veces se grita de forma sorda, esperando que alguien escuche aunque sólo sea su eco.
Y puedes decirle a todo el mundo que estás bien o puedes alejarlos de ti, pero en realidad lo único que quieres es que te abracen fuerte y te digan que eres imbécil por pensar esas cosas, y que con sus palabras y sus gestos te hagan ver que realmente les importas y que estás equivocada.
"Quiereme cuando menos lo merezca porque será cuando más lo necesite", se dice.
Pero al final a nadie le importas de verdad. Nunca te han conocido de verdad, a pesar de que hayan jurado y perjurado que sí lo hacían. Y de repente todo el mundo se vuelve sordo, y estás solo. Siempre lo has estado.

lunes, 7 de abril de 2014

#19. Luz y oscuridad

- Pero las estrellas están brillando, ¿no lo ves?

- Nada brilla para lo que está muerto

- No dramatices...

- Entonces vete antes de que lo vuelva a hacer. Aléjate de mí para siempre, porque yo ya no seré la persona alegre que conociste. Sólo soy un muñeco sin alma


jueves, 27 de marzo de 2014

#17. Muros

Construir muros es una tarea complicada: Deben ser tan altos y tan gruesos que ninguna clase de calor llegue a tu corazón, volviéndolo tan frío que nunca nada podrá volver a herirte.


Pero es una tarea aún más complicada cuando cada día te quitan las piedras que has conseguido poner. Y además, por cada resquicio te clavan pequeñas agujas.

lunes, 30 de diciembre de 2013

#16. Mentiras

Desde pequeños nos enseñan que mentir está mal, y por lo tanto, no hay que mentir a los demás. Sin embargo, nadie nos dice "no hay que mentirse a uno mismo", se da por supuesto que no hay que hacerlo.
Pero un día te encuentras diciéndote a ti mismo/a que las cosas que ocurren es por una cosa determinada que, posiblemente, no sea la causa real, sino algo que te dices para sentirte mejor. A eso se le llama reducir la disonancia cognitiva, darte razones para aceptar, o mejor dicho justificar, un hecho, que puede haber sido realizado por ti o por otros. Sí, posiblemente ya te estés mintiendo.
El problema no es que te mientas una vez, sino que esa ocasión será el detonante para que las mentiras se conviertan en tu forma de justificación, hasta que un día ya no sepas qué es real y qué ha sido inventado por tu mente para que que todo esté bien.